En la segunda parte de la década de los noventa, Universidad de Chile destacó por tener una fuerte competencia interna en la delantera, que contaba con seleccionados chilenos y hasta extranjeros.
Sin duda, Rodrigo Barrera es uno de los jugadores que más recuerda el hincha de la época. Chamuca arribó al Romántico Viajero en 1997, después de un exitoso pasado en Universidad Católica, y la descosió con la camiseta de la U, llegando a ser mundialista en Francia 1998.
El exatacante guarda gratos recuerdos en su estancia en el cuadro estudiantil, lo que genera rechazo en la vereda cruzada. A pesar de ser el goleador histórico de la institución, los hinchas precordilleranos no le perdonan su paso por el clásico rival.
Públicamente, Barrera ha indicado sentirse un bullanguero más y reveló en entrevista con el canal de YouTube Fútbol y Parrilla por qué tiene ese sentimiento por la escuadra laica.
“Yo llegué a la U y el doctor Orozco me amaba, viniendo de otro club. ¿Por qué en la U me amaban y en la Católica pasa que soy el enemigo principal del club? Nunca hablé mal de Católica, nunca dije nada en contra. Siempre me sentí identificado y querido, pero con el tema del goleador todo cambió”, confesó.
Encuentro con la barra
El exseleccionado chileno relató que tuvo un especial encuentro con los líderes de Los de Abajo en sus primeros días como jugador azul y ahí entendió el apoyo que poseía por parte de la parcialidad universitaria.
“Nací en Católica a los 12 años, estuve en todas las series inferiores y debuté a los 16. Cuando llego a la U, me pasa una cosa muy especial. En el segundo día y estaban los jefes de la barras esperándome. Estaba el Beto, Kramer y el Mono. Dije ‘me van a sacar la cresta’”, contó.
Complementó que “me bajé entregado y me dicen ‘queremos darte la bienvenida. Muchas veces nos amargaste las tarde, nos tenías de casero, pero hoy eres un chuncho más y tiene todo nuestro apoyo’. Me hicieron sentir muy bien”.
Amargo regreso a la UC
Después de obtener dos torneos de Primera División y dos Copa Chile con Universidad de Chile, Rodrigo Barrera regresó a su club formador, pero la bienvenida no fue muy calida.
“Cuando vuelvo a Católica en 2001, me puteaban por tener un pasado con la gente de la U. Jugamos contra la U y le hago un gol a Johnny Herrera, resulta que en el estadio estaba con el buzo de la Católica y la gente de la U se acercaba a sacarse fotos”, señaló el ariete.
En los diálogos con los fanáticos entendiendo la incondicionalidad del pueblo azul: “Entonces me decían que estaban agradecidos de los campeonatos que había ganado con ellos. La gente me bancó siempre“.
“La U nunca me crucificó y en la Católica era un traidor. Cuando me dicen por qué me siento tan identificado con la gente de la U, es por el cariño que me dieron”, sentenció.
