Incómodo momento: Diego Rivarola reveló sabrosa anécdota de los zapatos rojos que enfurecieron al Mortero Aravena

El otrora goleador de Universidad de Chile contó una historia de sus primeros días en Chile.
Incómodo momento: Diego Rivarola reveló sabrosa anécdota de los zapatos rojos que enfurecieron al Mortero Aravena
Autor: Maximiliano Cárdenas Valle

El nombre de Diego Rivarola no pasa desapercibido en la historia de Universidad de Chile. Sus goles y su icónica celebración con una camiseta de Dragon Ball Z están en la mente de todos los hinchas que vivieron y crecieron con Gokú dentro de la cancha.

El otrora goleador llegó al Romántico Viajero para la temporada 2000, luego de un gran desempeño con Santiago Morning, que lo trajo desde Argentina para romperla en el fútbol chileno.

Con el cuadro bohemio, el oriundo de Mendoza anotó 14 goles y se consagró como uno de los mejores refuerzos de 1999, lo que interesó a César Vaccia para ir en búsqueda del bicampeonato en el nuevo milenio.

Aravena y los zapatos rojos

En su tribuna en ESPN, el multicampeón con la U recordó aquel tiempo en que llegó a nuestro país y contó una divertida anécdota que vivió con Jorge Aravena, quien ejercía como DT del Chago.

“No conocía mucho a Aravena, porque venía llegando, sabía más o menos quién era, pero no sabía el carácter que tenía y cómo reaccionaba con distintas situaciones”, rememoró Rivarola.

El exartillero contó que al arribar a nuestro país tuvo que ir a comprar zapatos para los primeros entrenamientos con el Morning: “Estaba con un amigo argentino y fui a comprar al centro, porque estaba recién llegado. Había unos zapatos azules y rojos y me gustaron los azules”.

Incómodo momento: Diego Rivarola reveló sabrosa anécdota de los zapatos rojos que enfurecieron al Mortero Aravena
Diego Rivarola llegó a Chile en 1999 para defender los colores de Santiago Morning.

Sin embargo, el amigo lo hizo cambiar de opinión: “Me dice que ‘si vamos a llamar la atención, llamémosla bien: cómprate el rojo’, que era un rojo que brillaba. Bueno, me lo compro y llegó al primer entrenamiento a las canchas del Chago, que eran un desastre”.

“Yo contento, porque tenía los zapatos nuevos. Ya tenía 21 años. Me pongo entremedio de todos y hay un silencio. No tenía confianza con mis compañeros, porque recién llegaba. Estaba solo”, añadió.

Cuando ve que el técnico lo miró con mala cara, el formado en River Plate quedó impávido. “Me dice ‘¿usted va a jugar con esos zapatos?’ Se quedan todos callados y no sabía que decirle”, relató

Al no encontrar respuesta, solo atinó a explicar que eran los únicos que tenía. El Mortero no se complicó, pero le exigió un gol para el fin de semana. “El domingo fui e hice dos goles. Y chao, nunca más dijo algo”, cerró la historia.

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