El sábado pasado, Universidad de Chile femenino tuvo un ajustado triunfo por 1 a 0 contra Deportes Antofagasta en Tocopilla y alcanzaron su boleto a semifinales del Campeonato Nacional. Una victoria que viene en el mejor momento para las Leonas, luego que completaran tres partidos solo rescatando empates.
El viaje a la Segunda Región fue largo. Las dirigidas de Nicolás Bravo arribaron en la tarde del viernes a Calama para emprender rumbo a la tierra de Alexis Sánchez. Un viaje de dos horas en bus para dormir en la comuna y afrontar el encuentro ante las Pumas a las 11:00 horas.
Una vez finalizado el cotejo en el estadio Ascanio Cortés, el plantel tuvo que literalmente correr para despedirse del norte. El elenco universitario aún debía llegar al hotel para almorzar e iniciar rápido un nuevo viaje a Calama, tomar el avión y volver a la capital.
Sin embargo, un pequeño percance casi complica toda la logística del viaje.
La distracción del chofer
Una vez abordado el bus, este comenzó su marcha. Todo bien hasta ahí, pero, dentro del vehículo, parte de la delegación se percató que el viaje estaba durando más de lo normal.
Esto causó extrañeza en el plantel, en especial porque el hotel estaba a solo una cuadra del estadio. Sí, solo a unos metros de la cancha y las jugadoras veían como el servicio de transporte se alejaba del lugar donde pernoctaron.
“¿Por qué se están demorando tanto?”, sostuvo alguien del club que llegó caminando al hotel. Hasta que un llamado alertó de todo lo sucedido: ¡El chofer se estaba dirigiendo al aeropuerto de Calama!
Esto causó risas, pero también preocupación por el acotado tiempo que había para tomar el vuelo a Santiago. Inmediatamente, se le comunicó al conductor sobre su error en la ruta y el bus tuvo que redirigir su camino al hotel.
Después de varios minutos, el vehículo llegó a destino y las jugadoras bajaron velozmente para merendar. Algunas con evidente cansancio y otras más risueñas por la anécdota.
Finalmente, todo salió bien para la coordinación de la U. Las jugadoras almorzaron, se trasladaron a Calama y en la noche ya estaban en su casa en la Región Metropolitana.