Luego de sumar minutos en el debut de la Selección Nacional ante Uruguay por las Eliminatorias de cara al Mundial 2026, el ex volante azul Darío Osorio aprovechó de cumplir una promesa interna y realizar una visita que tenía pendiente tras su fichaje en el Midtjylland de Dinamarca.
Tal como te lo contamos en Soy Azul, el oriundo de Hijuelas vivió por cuatro años en la Casa Azul, residencia exclusiva del Club para aquellos niños y jóvenes que provienen desde fuera de Santiago, así como también jugadoras del plantel femenino.
Pues bien, el jugador estableció una relación cercana y muy estrecha en esta pensión con la propietaria y administradora, Jovita Ramos, quien pudo contar a Soy Azul algunas anécdotas y relatar sobre las vivencias del prometedor canterano, que ahora concentra con la Roja de Eduardo Berizzo.
“Lamentablemente, no ha tenido la oportunidad de despedirse presencialmente aún. Esto fue muy rápido, pero ahora que está en Selección esperamos verlo para desearle los éxitos en persona”, señaló Jovita en esa oportunidad.
Durante este sábado Darío Osorio cumplió lo prometido, y apenas bajó del vuelo charter que trajo a la Selección Nacional desde Uruguay, el jugador visitó la Casa Azul y aprovechó de compartir con todos en la residencia, que con mucho cariño lo albergaron hasta marzo de este año.
Fue una visita breve, pero llena de energía para lo que viene este martes. La convocatoria de la cual será parte en el partido ante Colombia en el Estadio Monumental, donde nuevamente será opción en este importante encuentro de la Selección con miras al Mundial.
Darío y su estadía en la Casa Azul
El emotivo encuentro tuvo lugar en las dependencias de la pensión, ubicada muy cerca del CDA y que Jovita administra hace 6 años. Fanática del club azul, ella es funcionaria desde 2009 y está a cargo en la Casa Azul de 22 niños y jóvenes, entre ellos dos mujeres, integrantes de la rama femenina azul.
Darío se mantuvo viajando entre su ciudad natal, Hijuelas, Provincia de Quillota, y Santiago por mucho tiempo. Llegó a la U a los 8 años y siete años después empezó a ser cobijado establemente en la Casa Azul. Estuvo en la pensión de Jovita hasta que se fue a vivir al departamento que adquirió.
Jovita no olvida el rincón preferencial del canterano en su pensión. “En la cocina hay un espacio donde se sirven las ensaladas, y él siempre va a ese lugar, le gusta estar ahí. Además, se hizo muy cercano a un niño que tiene 15 años, quien llama a Darío como ‘su papá’, así que él siempre está pendiente, lo ayuda y lo aconseja”, rememoró Jovita Ramos, quien este sábado se reencontró con un de sus “pensionistas” más agradecidos.
