Revivimos la tarde en que Marcelo Salas se ganó su legendario apodo. Fue en un 4-1 ante Colo-Colo por Copa Chile, con tres goles del ídolo Azul.
Aunque su debut oficial había sido casi un año antes, por Copa Chile ante Colchagua, esa tarde fue la de su consagración. En la fase intergrupal del mismo torneo de 1994 y ante más de 40 mil personas en el Estadio Nacional, Marcelo Salas jugaba por primera vez como local ante Colo-Colo (un mes antes también había sido titular en el 1-1 en el Estadio Monumental).
El joven Salas, de 19 años, ya sumaba cinco goles como profesional: uno ante Cobreloa por la liguilla de Copa Libertadores del Campeonato Nacional de 1993 y los otros en el mismo certamen por el que debía medirse al archirrival. Ya se hablaba de él como una buena arma para el futuro de un cuadro Azul que se había potenciado para ir a buscar su primer título después de 25 años de sequía.
Ese 10 de abril quedaría escrito para siempre en la historia y grabado a fuego en la memoria de la hinchada Azul que vio el surgimiento de uno de sus más grandes ídolos históricos. Y no necesitó mucho tiempo para echarse al bolsillo a la exigente fanaticada del “León”, pues en 15 minutos ya había convertido dos goles a los colocolinos.
Un triplete inolvidable
A los 8’ de partido, el temuquense mostraba su instinto con un enorme zurdazo desde fuera del área que venció a Daniel Morón. Siete minutos después, aprovechó un error del arquero trasandino, le quitó el balón tras una pésima salida y convirtió a arco descubierto. En esos momentos el júbilo era total en el Nacional…una nueva estrella había nacido. El brazo izquierdo en alto y el dedo índice encabezando una celebración que sería inmortalizada con el paso de los años provocaba un delirio insospechado.
En los 61’, se completaba el triplete. Una media vuelta a la entrada del área vencía por tercera vez consecutiva la estantería del eterno rival. A esas alturas, ya era definitivo… había nacido Marcelo “Matador” Salas.
Cuando faltaban nueve minutos para el final del partido, la “U” llegaba al cuarto gol y no podría no estar presente el gran héroe de la jornada. Claro, fue al mismo joven de la película a quien le cometieron el penal que convertiría segundos después Esteban Valencia. El posterior descuento de Colo-Colo no empañó la fiesta, fue un 4-1 rotundo.
Lo que vendría después en la vida de Salas es historia conocida: el Campeonato Nacional de 1994 y la repetición el 95, la brillante Libertadores de 1996, River Plate, Francia 1998, Lazio, Juventus y el regreso de un goleador que supo brillar como pocos ante el rival de siempre…un “Matador”.
